Transformar conversaciones pendientes en conversaciones empáticas
En la interacción del día a día entre compañeros y colaboradores se dan infinitas situaciones en las que surgen distintos puntos de vista, opiniones contrapuestas, formas de comunicar diversas, diferentes ritmos a la hora de proceder, comprensiones dispares, etc. Todas estas circunstancias son naturales e inevitables, propias de la actividad compartida dentro de una organización o equipo, que requieren realizar pequeños ajustes sobre la marcha para continuar funcionando con fluidez.
Y en este transcurrir natural, se dan ocasiones en que no nos percatamos o no le prestamos la atención suficiente a situaciones que necesitan algo más que un pequeño ajuste. Cuando alguna persona de la organización se queda con ganas de de aclarar o comentarle algo a otra, es cuando decimos que existe una conversación pendiente. También es cuando resaltamos la distinción existente entre callarse y guardar silencio.
Cuando estoy escuchando a los demás, recabando información, atento a entender que es lo que quiere comunicar. Cuando estamos en ello, estamos guardando silencio. Cuando tengo algo que decir y me aguanto o me “muerdo la lengua” es cuando me estoy callando.
La primera disposición es muy enriquecedora para la interacción y el trabajo en equipo. La segunda, en cambio, genera pérdida de fluidez. La confianza queda tocada y el rendimiento del trabajo compartido se ve mermado, afectando a diferentes niveles de la organización.
En esos momentos, es cuando se hace imprescindible tener recursos y herramientas para saber como enfocar una conversación pendiente, que está lastrando al trabajo en equipo, y convertirla en una conversación empática que fortalezca y potencie la relación e interacción entre las personas de la organización.
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